Parece mentira que, después de un ensayo, el viernes, repleto de historias de miedo, pasillos oscuros, escaleras lúgubres y ascensores que se ponen en funcionamiento solos, a estos locos y locas teatrosian@s aún les quedaran ganas para madrugar, al día siguiente y montar todo el escenario de Los Palomos para hacer pasar una buena tarde a los residentes de la fundación San José, en Carabanchel.
Pues dicen que el teatro está lleno de mentiras, así que tomemos esta misma por verdad, porque allá que fueron, con toda su energía, demostrando lo que es ser un grupo unido y feliz de hacer teatro, alegrando los corazones y pintando sonrisas que eso, hoy en día, es mucho más de lo que otros grupos aspiran conseguir.
Lo que nos diferencia de otros es que a nosotros nos gusta el teatro. Estamos enfermos de teatro, y queremos contagiar al resto de la felicidad que nos causa subir a escena y transformar la realidad en pura magia. Debe ser eso. Eso es ser teatrosian@, estar enfermo de teatro... y un poco loco, también. No se explica, si no, que estos jóvenes prefieran asistir a la gente más necesitada de sonrisas, sin pedir nada a cambio, a vivir de acuerdo a lo que la mayoría piensa que es lo mejor...
Aunque tal vez la mayoría se equivoque y lo que se esconda detrás de nuestro telón solo sea verdad.
La verdad que refleja la sonrisa de los tristes, hechizados por la magia del teatro.



